Una de Bolonia

"(...)Debemos apuntar, en particular, hacia el objetivo de incrementar la competitividad del
sistema Europeo de educación superior.

(...)

La adopción de un sistema de titulaciones fácilmente comprensible y comparable, incluso a través de la puesta en marcha del Suplemento del Diploma, para promocionar la obtención de empleo y la
competitividad del sistema de educación superior Europeo
.(...)"





Declaración de Bolonia.

"Una de las más últimas y sorprendentes noticias sobre el proceso de Bolonia es la de la solicitud de los rectores de las universidades al ministerio correspondiente para que emprenda una campaña de información para dar a conocer las bondades de la propuesta, pues parece preocuparles la extensión de posiciones críticas. No podemos negar que hay aquí una de esas situaciones que los economistas llaman de asimetría informativa. Al lado de insiders que conocen los intríngulis del asunto, hay otros, entre los que probablemente nos encontramos muchos, que no somos tan duchos. Y, sin embargo, lo que nos motiva a escribir es que los que demandan más información no parecen estar interesados en corregir algunas ideas difundidas, aun a sabiendas de su inexactitud.

La primera falsedad que habitualmente se da por cierta es que la reforma pretende adaptar nuestro sistema a "acuerdos internacionales" sobre el Espacio Europeo de la Educación Superior. Mentira. Nadie encontrará directiva, reglamento o cualquier otro tipo de norma firmada por los estados o las instituciones europeas a cuyo cumplimiento se viera constreñido nuestro país. Lo que hubo en Bolonia son reuniones de "expertos en educación" de varios países europeos con la intención de uniformizar la educación superior. Pero los que nos dedicamos al Derecho (e incluso los que no) sabemos que no es lo mismo una norma jurídica elaborada con arreglo a un procedimiento, que el texto que resulta de una reunión de especializados en parir propuestas, en este caso educativas.

En el primer caso, la legitimidad democrática es presupuesto para imponer una decisión política y consecuencia de los procedimientos que rigen el Estado de derecho. La opinión de los sujetos privados, por muy expertos que sean, sólo debe ser un criterio que los políticos deben valorar cuando toman sus decisiones. Entender que aquellas reuniones obligaban al Estado español, como es opinión generalizada, no es sino un paso más en esa tendencia hacia la desregulación y el desmantelamiento de los instrumentos normativos, que tan malas experiencias han dejado en otros ámbitos (vid. sus efectos en la crisis económica).

Aunque los llamados "acuerdos de Bolonia" no obligaran, pudieron haber constituido una directriz que obtuviera consenso y que la mayoría de los Estados europeos siguiera al reformar los estudios universitarios. En tal caso, concedemos que convendría pensárselo antes de quedar al margen. Pero tampoco esta afirmación es correcta, aunque aquí nuestro juicio se limitará al ámbito que conocemos (los estudios de la titulación de Dere-cho). Cualquier jurista sabe que en el Derecho continental europeo (y, especialmente, en el caso español) las referencias internacionales más relevantes son Alemania e Italia. Desde hace siglos las principales aportaciones en la elaboración de principios y teorías, reformas legislativas o doctrinas jurisprudenciales provienen o se inspiran en la rigurosa elaboración de los juristas de esos países. Pues bien, ambos han desechado cualquier pretensión de adecuarse al modelo boloñés.

Pero si alguien, en aras de la modernidad, apostase por estudios más alejados de nuestra cultura jurídica e inclinados hacia una "formación profesionalizada" como la anglosajona, debe advertirse que tampoco el Reino Unido se ha alineado con el proceso de Bolonia. Sospechamos que en otros países y titulaciones este muestreo obtendrá pruebas similares. La pregunta cae por su peso: ¿con quién se pretende que nos armonicemos?

Se dice que el proceso de Bolonia creará un "espacio europeo" por el que podrán circular los profesionales, con independencia del país en el que hubieran cursado sus estudios. Es seriamente discutible la corrección de esta opción para el Derecho. Pero es, además, falsa. La "libre circulación" y la "movilidad" exigen que los estudiantes obtengan conocimientos homogéneos. En algunos sectores del saber la homogeneidad puede ser limitada. En otros, la necesidad del "tronco" común es mayor. Médicos, arquitectos o ingenieros han conseguido que su formación en España sea básicamente uniforme, porque lo requerían la salud de las personas, la seguridad de las casas o la de los puentes. Aunque pueda sorprender a los profesionales del Derecho de nuestro país (desgraciadamente poco activos al respecto), para los titulados en Derecho esto no se consideró necesario. Cada universidad establecerá sus propios planes de estudio que simplemente deberán pasar el filtro de una evaluación administrativa. Si ni tan siquiera hay uniformidad en España, ¿quién creerá que otros países europeos van a admitir los títulos de las universidades españolas?

Otro argumento extendido es el que viene a decir que los críticos con el proceso somos unos inmovilistas reacios a adaptarnos a los nuevos tiempos y métodos. Este argumento no es mentira; es, simplemente, un insulto dirigido a docentes que intentamos dedicarnos con rigor a nuestra profesión. Pero, dado que está muy generalizado, advertimos que proviene de ámbitos (autoridades universitarias y políticas, y expertos en innovación educativa) que llevan años enfrascados en una y otra reforma de la educación española, cosechando manifiestos fracasos de los que alguna vez deberían responder. Los cambios metodológicos pueden ser buenos si van acompasados con los que previamente han seguido los estudiantes y siempre que el resultado hubiera tenido éxito; pero si los cambios no se han producido en la misma dirección o han fracasado, su incorporación forzada a la Universidad comporta más riesgos que ventajas.

Estamos convencidos de que hay cosas que conviene cambiar; pero, ya puestos, el cambio debe ser a mejor, y el aligeramiento de los estudios de grado que supone Bolonia no augura que vaya a ser así.

Pueden recordarse más inexactitudes, como la de que la escasez de tiempo dedicado a los estudios superiores (tres años y medio) no debe preocupar porque se compensará con estudios de postgrado (masters). Los nuevos estudios se limitarán, así, a ofrecer una formación muy básica que exigirá una especialización, cuya impartición y ordenación no se sabe con qué criterios se habrá de regir, ni dónde se podrá cursar. Probablemente en su valoración influirán precios y otros criterios económicos, más que académicos, como hoy sucede ya con los masters.

Los que piden una intensa política informativa han hecho poco para corregir el asentamiento en la sociedad de esos errores. Permítasenos, entonces, concluir que lo que demandan no son más datos, sino una buena campaña de propaganda.

Andrés Recalde Castells es catedrático de Derecho Mercantil de la Universidad Jaume I de Castellón.

catedrático de Derecho Financiero y Tributario del mismo centro.

Firma también este artículo Germán Orón Moratal"


Es un artículo que he sacado de El País (perdonadme la vida), pero es que hace mucho que no pongo algo aquí del Plan Bolonia.


Por cierto, que estoy hasta los cojones de todas las noticias que aparecen en prensa relacionadas con Venezuela y Chávez, ¡manipuladores!

7 comentarios:

lamotta dijo...

No entiendo lo de que te perdonemos la vida con Bolonia.
Chávez es un dictador aunque me gusta que hable clarito en asuntos internacionales, pero bueno, ése es otro asunto.

G. dijo...

¿Me puedes explicar por qué es un dictador?


No, por lo de Bolonia no, por lo de cogerlo de El País, que últimamente está mal visto xD

lamotta dijo...

Lo de El País me lo temía...en fin, estos rojillos de mierda...:D

En cuanto a Chávez, se me ocurren muchas razones. Por ejemplo, por no poder hablar mal de él(dicho mal y rápido, claro, aunque tenga matices), por pretender aumentar su mandato (igual igual que Putin, qué ironía), etc. La mayoría se resumen a intentar ser un pequeño dictador a base de cambiar/manipular leyes. Su forma discursiva tampoco me gusta un carajo, pero bueno, eso va en otros aspectos, igual que su mierda de canal televisivo propagandístico de aló presidente.
Por ejemplo, su amigo Ahmadineyad (siento si me dejo alguna consonante muda) me cae mejor, y es mucho peor, sin embargo. La razón básicamente es que es un tirano como Bush, pero en un lugar en que la tiranía y los no-derechos aún están arraigados en la cultura.
Y el que todavía me cae mejor es el otro amigo, Evo, pero ése quizá porque todavía no está del todo sucio.
Lamentablemente llevar una política de izquierdas sin caer en el totalitarismo es una empresa bastante ardua, por lo menos en tiempos capitalistas como éste.
Muxutxus

G. dijo...

No me terminas de convencer. Poco argumento (para mí). ¿No se puede hablar mal de él? ¿A qué te refieres con aumentar su mandato?

lamotta dijo...

Con que no se puede hablar mal de él me refiero a que no está permitida una oposición abierta a sus políticas. Eso fue noticia hace ya un tiempo, y no recuerdo exactamente en qué consistía. También, con ocasión de mis exámenes de ciencia política, tuve que leer un texto en el que exponían a Chávez como el caso paradigmático de aquel que se vale de las instituciones judiciales para sus fines. Eso es contrario a un Estado democrático y de Derecho.

El segundo asunto también lo es, pero de otra forma. No sé exactamente, una vez más, cuál era el mandato máximo al que podía aspirar, pero en la nueva Constitución pretendía cambiar eso. Se podría decir que si el pueblo lo quiere, que así sea(como Fraga en Galicia y Chaves en Andalucía), pero, una vez más, eso va contra el sentido más elemental de democracia. No hablemos del alto riesgo de manipulación del voto, obviamente, y sobre todo teniendo en cuenta la tradición antidemocrática de Sudamérica hasta, por lo menos, los años 80. Eso hace cayo, y bueno, es relativamente comprensible, pero no por ello más asumible.
No pretendo decir que todo lo que dicen los medios es cierto(de hecho lo niego en rotundo), ni que Chávez sea el diablo, pero el hedor a dictador que desprende no se lo quita nadie.

Esto me recuerda a una cosa que en realidad no tiene mucho que ver, pero acordé de ti. Mi padre tiene un amigo cubano de toda la vida. Es castrista, pero vive en Francia y en Bilbao(creo que tiene dos viviendas), y cuando se le pregunta, siendo castrista, por qué no vuelve a casa, dice que es porque tiene "miedo" a no encontrarse con aquello tal y como lo recuerda. Pero ésa, como diría Moustache, es otra historia.
Muxutxus

G. dijo...

Supongo que con lo primero que dices te refieres a aquello de que no se le iban a renovar los permisos a Globovisión (o algo así). Pero que era únicamente eso, nada que me parezca muy grave.Y anda que no hay medios de comunicación en Venezuela.

Lo otro a lo que te refieres debe de ser lo de la reforma constitucional para permitir la reelección indefinida que van a votar o no las venezolanas y los venezolanos (distinción by JC Monedero xD)

. Pero eso no va sólo con Chávez, sino con cualquiera que se presente a las elecciones. Vamos, lo mismito que en España.

Hacer reformas constitucionales no es enfrentarse a ningún ogro, ni tiene por qué suponer un peligro horroroso. Este miedo, sin embargo, si que nos tiene bien agarrados por las pelotas en este nuestru país.

En cuanto a lo de la manipulación del voto... Eso lo dice quién y con qué respaldo, porque que yo sepa son unas de las elecciones más seguidas internacionalmente.

Y si me equivoco en algo de lo que he dicho que vengan la oruguita o rodrigo y me corrijan, que confío en ellos... y se lo agradecería mucho mucho.

Más que nada porque no me gusta mucho hablar de cosas que desconozco, pero cuando me entero de ciertas cosas es que ya no puedo soportarlo y abro la boca. (Por eso lo de los medios de ahí arriba).

Y me pregunto si ese hedor que desprende es suyo de verdad o más bien el que despiden sus enemigos, que son muchos y están por todas partes.

Ah, y que conste que no estoy diciendo que sea Dios, aclaremos esto ambos antes de nada.

Y copio y pego:

"Chávez apeló a datos actualizados del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), que revelan una mejoría de su país. "Somos la nación número 61 en el orden. Ahora estamos entre los países de rango alto", celebró. También habló del éxito de su combate contra la pobreza extrema:

"En 1995, un 75,5% vivía bajo el umbral. Hoy estamos punto de alcanzar el 30%. Esto significa que desde la llegada de la revolución, 2.733.108 venezolanos han dejado de ser pobres"."


Ahhh me estalla la cabeza de derecho laboral

lamotta dijo...

La reforma constitucional no es mala, pero sí ESA reforma, o sea, sí ese tipo de medidas pro-líder...creo que su fallo está principalmente en los medios, porque los fines los comparto. Pero claro, en este caso los medios deberían formar parte también de los fines.
Muxutxus. Corto y cierro.

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