No solo sexo: El espejo del Bonobo.



Su nombre significa ancestro en un antiguo dialecto bantú. Su cabeza es pequeña, con una frente ancha. Tiene la cara negra, con labios rosados, orejas pequeñas, orificios nasales anchos, y una cabellera larga y espesa. Aunque no llegan a ser como los de la hembra humana, la hembra de bonobo tiene pechos ligeramente prominentes, en con-traste con los pechos planos de otros primates. Su cuerpo es delgado, con hombros estrechos, cuello delgado y unas largas piernas sobre las que puede caminar erguido.

Todas esas características juntas dan a los bonobos una apariencia más humana que la de los chimpancés comunes. Igual también que los humanos, los bonobos tienen rostros muy personales, de modo que cada individuo presenta un aspecto significativa-mente distinto. En una expresión más de humanidad, los bonobos son capaces de reconocer su propio rostro en el espejo. Pero los rasgos humanos de los bonobos no se quedan en simples apariencias; su perfil psicológico es humano hasta el extremo de manifestar altruismo, compasión, empatía, amabilidad, paciencia y sensibilidad. Además, cuentan con una especial habilidad para el lenguaje: se comunican principalmente mediante sonidos, aunque aún no se conoce el sentido de sus vocalizaciones; sin embargo, los humanos comprenden de forma sencilla sus expresiones faciales y algunos de sus gestos con las manos, como la invitación a jugar. Algunos individuos han sido capaces de aprender un vocabulario de cientos de palabras, que pueden escribir usando un teclado especial, y saben responder a preguntas hechas de viva voz.

Siendo todo esto sorprendente, lo más curioso de los bonobos es la importancia que para ellos tiene la sexualidad. Las relaciones sexuales juegan un papel central en las sociedades de bonobos. Usan el sexo como un simple saludo, para resolver conflictos, como medio de reconciliación, y como forma de pago mediante favores a cambio de comida. Los bonobos son los únicos primates, aparte de los humanos, que practican el sexo cara a cara, los besos con lengua y el sexo oral, y en todas las combinaciones posibles: hembra con hembra, hembra con macho y macho con macho.

Hay muy pocos tabúes en la sexualidad de los bonobos. A excepción de la madre con el hijo adulto, la actividad sexual tiene lugar tanto dentro de la familia como fuera de ella, y suele implicar tanto a adultos como a crías. Los bonobos no forman relaciones estables con parejas individuales. Cuando una tribu de bonobos encuentra una nueva fuente de comida u otro lugar de alimentación, la excitación general suele desembocar en una actividad sexual de grupo, posiblemente con el objeto de liberar la tensión de los participantes y permitir así una alimentación pacífica.

Tanto el chimpancé común como el bonobo evolucionaron del mismo ancestro que dio lugar a los humanos. Las tres especies compartimos alrededor de un 99% de ADN idéntico. Algún pequeño detalle hace que los hombres compartamos con los chimpancés la tendencia a liberar nuestra violencia contra el otro, contra la otra tribu, contra el individuo diferente y aislado. El bonobo es, sin embargo, de las especies menos agresivas de mamíferos que hoy día habitan la Tierra. Y, por supuesto, es el primate más pacífico, el más humano. Su efectiva estrategia sexual para mantener la cohesión social y eliminar la violencia nos enseña una vía más civilizada para la socialización y la religión del hombre. Más que a nuestro ancestro, el bonobo se parece más a nuestro posible destino evolutivo.


Miguel Aguilar, recogido de Diario Córdoba

3 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Qué buen artículo!

G. dijo...

:P Cierto, pero... nos conocemos?? jeje Dame alguna pista si es que sí

Anónimo dijo...

Más de lo que piensas... muajajajaja

Besitos!!

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